_Contra viento y marea_

Esta semana pasada ha sido una locura. Digamos que yo pensé que la movida del viernes se quedaría en eso, pero se ha ido extendiendo durante toda la semana pasada, hasta límites insospechados (como diría Jurgi). Me he pasado la semana sumergida en un flipe exponencial constante, con el punto más álgido el pasado viernes por la noche. Cuando quedé ayer con mis amigos y les informé de todo lo ocurrido estaban alucinando. Tampoco es para menos.

El caso es que toda la movida se ha traducido en que en el curro me ha ido mal. Así que esta semana o la saco bien o me quedo sin el trabajo. Yo pondré toda la carne en el asador y esperemos que funcione... Y si no funciona pues a otra cosa mariposa. No es que me de igual perder el curro, de hecho no quiero perderlo, pero todo tiene sus pros y sus contras... Creo que mi rodilla izquierda me lo agradecerá eternamente, por no hablar de que volveré a tener tiempo para mi entre semana, cosa de la que carezco actualmente. Y que podré volver a ir a clases de teatro...

De todas formas, me estoy sorprendiendo a mí misma de lo bien que estoy llevando la situación, que en cualquier caso es incómoda de por sí. Pero pensaba que hoy, después del cabreo y la charla de este fin de semana ya se me haría muy difícil sonreír y hacer como que no pasaba nada. Y para mi sorpresa no lo ha sido. Ni siquiera me he sentido forzando nada. Y hoy he hablado con mucha más gente que cualquiera de los días de la semana pasada y he hecho un par de padrinos pendientes que pintan bastante bien.

En fin, supongo que estoy madurando... O algo así  ;)