"Cenicero, mi cenicero
mi corazón, mi cenicero..."
Ya empiezan a caer las hojas de los árboles. Pronto se llenarán las calles de hojas secas y quebradizas, marchitándose al son de los acordes del otoño, que siempre llega, para acabar con todo lo que la primavera con tanto esfuerzo creó. Y ante este desolador cuadro, cuando parece que todo llega a su fin, los troncos de los árboles desnudos sobreviven así al invierno y a sus inclemencias, esperando, aguantando hasta que la primavera y sus benevolencias vuelvan a bañar con su luz sanadora sus fríos cuerpos.
Así como los árboles al otoño y al invierno, resisto con el alma desnuda a que llegue mi primavera y así resurgir, también yo, de mis propias cenizas...
... y los autobuses vuelven a llenarse de las mismas personas pero con caras distintas.
ResponderEliminarAún así seguimos aquí, perennes, como las hojas de algunos árboles...
(Me ha molao tu texto :-)
Por cierto, prueba mejor con Carl Off ;)